¿COMPRAR ARTE CONTEMPORÁNEO ES UNA BUENA INVERSIÓN?

 Alguna vez me han preguntado si comprar arte contemporáneo es una buena inversión y yo siempre respondo, que el arte jamás debe comprarse buscando la rentabilidad económica. Aparte de aburrido sería una estupidez.  

 

El arte debemos comprarlo igual que compramos cualquier otra cosa que deseamos disfrutar, como libros, ropa, viajar por placer, practicar algún deporte, comer en restaurantes, acudir al teatro y conciertos. Y si gastamos en estas cosas que nos producen una gran satisfacción entonces es invertir bien nuestro dinero. 

De todos modos, debo confesar que nunca he conocido un solo coleccionista que compre pensando que es una inversión rentable económicamente. 

 

El placer de tener en tu casa obras de arte que te gustan es una opción personal que no debemos juzgar por el valor económico de las piezas sino por la belleza que aportan a nuestro entorno privado. Y como dice un buen amigo; “El arte nunca te abandona”  


Naturalmente, no debemos confundir un amante del arte por un coleccionista. La diferencia estriba básicamente en que el amante del arte compra cuadros o esculturas que le seducen y para embellecer su casa y conseguir un ambiente singular y personal.
En cambio, el coleccionista compra obras de arte porque sabe gozar la belleza incluso cuando no tiene espacio en su casa para tener las obras a la vista. Se conforma en guardarlas y poder gozar de ellas cuando le apetece. Otros coleccionistas también les gusta ceder sus obras para exposiciones temporales para que otras personas puedan disfrutar de ellas. No hay dos coleccionistas iguales. Todos coleccionan por motivos distintos y únicamente tienen en común su pasión por el arte.

De todos modos, para apreciar una obra de arte no hacen falta unos conocimientos específicos. Basta que una obra despierte nuestra curiosidad para contemplarla con mayor interés. Y es en este proceso cuando se produce la magia del arte. Cuando el espectador se deja seducir por algo que quizás no entiende, pero que le atrae especialmente.

En este sentido, debemos tener presente que resulta prácticamente imposible explicar con palabras los sentimientos que una obra de arte despierta en cada uno de nosotros. Sobre todo, porque estos sentimientos pueden ser totalmente distintos e incluso a menudo, opuestos.

En realidad, poco importa lo que el artista trato de expresar en una obra. Una buena obra de arte expresa aquello que cada espectador ve en ella.

 


 

 

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